El dormir bien es un aspecto fundamental para todos los seres humanos. Tener un sueño reparador en calidad y en cantidad es muy importante y fundamental para la buena salud y calidad de vida de cualquier persona.
En el caso de los niños/as es crucial pues al dormir, se consolidan los aprendizajes diurnos, se favorece el crecimiento (ya que se libera esta hormona específica) y es posible, además, regular la conducta y el nivel de alerta, que es muy importante para aprender.
Cuando hablamos de niños/as con epilepsia este tema adquiere aún mayor importancia, pues la privación de sueño puede ser un factor gatillador de crisis. Por esto, una medida de manejo esencial es que el niño/a duerma y descanse las horas necesarias de acuerdo a su edad.
Todas las epilepsias están relacionadas con el sueño, de hecho, algunas epilepsias generalizadas idiopáticas antes se llamaban “epilepsias del despertar”. Existe también la llamada epilepsia frontal nocturna, o la epilepsia del lóbulo temporal, por mencionar algunas, en que las crisis se generan durante el sueño. Otro ejemplo de esta relación, son los espasmos infantiles del Síndrome de West, en que las crisis se dan en salvas frecuentemente en relación al despertar.
Es importante señalar además que la epilepsia es una enfermedad que produce una fragmentación del sueño (con pequeños despertares inaparentes), un aumento de los cambios entre sus distintas fases y una disminución de la eficiencia del mismo.
Por otra parte, los fármacos anticrisis por sí mismos también pueden alterar el sueño (algunos tienen efectos sedantes, transitorios o permanentes, que pueden afectar las distintas etapas y profundidades del sueño) y otros medicamentos pueden inducir insomnio. No obstante, los eventuales perjuicios asociados siempre serán menores a tener una epilepsia sin control de crisis.
En síntesis, para los niños/as con epilepsia dormir bien o tener lo que se llama una “buena higiene del sueño” es de suma importancia para mantener un mejor control de las crisis y “ayudar” a que los medicamentos puedan hacer su efecto correcto. Además, contribuye con otros aspectos como un adecuado crecimiento, memoria, ánimo, conducta y aprendizaje.
Algunos consejos:
- Procuren que el dormitorio sea un espacio de descanso y que el niño/a lo use solo para dormir. Idealmente que el lugar de juego o distracción sea diferente.
- Mantengan junto al niño un horario estable para levantarse, de lunes a domingo.
- Eviten el consumo de bebidas estimulantes al final del día (té, coca cola, cacao)
- Eliminen gradualmente las siestas del niño/a, a partir de los 2 a 3 años.
- Eviten beber abundante líquido en las noches y que la cena sea tarde o muy contundente.
- Apaguen las pantallas temprano, al menos 1 hora antes de ir a dormir y eviten ver TV en la cama.
- Procuren dejar un tiempo de “tranquilidad” y una rutina relajante antes de acostarse a dormir (un baño, leer un cuento).
- Eviten realizar juegos activos y movidos o hacer actividad física en horas cercanas al dormir.